27 may 2011

Recuperando la identidad de un barrio

       Desde la Escuela N°10 Guillermo Marconi del barrio de Transradio se viene desarrollando el programa “Construyendo Nuestra Identidad”, un intento por recuperar el pasado de un barrio y de sus habitantes.
    
    Desde una época de avance tecnológico e industrialización, pasando por un tiempo de represión y silencio, el barrio Transradio de Esteban Echeverría tiene un presente de exclusión y abandono al cual no todos se resignan. La Escuela Nº10 se ha trasformado en un punto de referencia para las actividades del barrio.
    
    Transradio no escapa al proceso de desindustrialización llevado a cabo en el país a partir de la última dictadura militar y profundizado por las políticas neoliberales de los ’90. El programa Construyendo Nuestra Identidad es la herramienta con la cual la escuela intenta reflejar el pasado y el presente del barrio.
    
     En esa búsqueda de articular pasado y presente la Escuela Nº10 cumple un rol protagónico. Desde hace años esta escuela se ha trasformado en una de las instituciones que motoriza las actividades del barrio. Para su directora, Marta Prieto, lo esencial es lograr la participación de los vecinos como eje para lograr minimizar “los costos dejados por años de políticas anti populares”. “Las personas tienen que recuperar su dignidad. Desde esta premisa es que creamos espacios de participación, la escuela tiene la cabeza abierta para eso”, señala la directora.
    
    “Tratamos de formar pibes para mostrarles que hay otras cosas. Que el mundo no termina en Camino de Cintura. Mostrarles que existe Monte Grande, que existen los colectivos, que existe una ambulancia. Lo básico, lo que uno supone que cualquiera sabe”, afirma Prieto. En el barrio de Transradio pareciera que todo costara el doble de esfuerzo. Los vecinos carecen de un trasporte público que ingrese al barrio con regularidad, éstos deben caminar 15 o 20 cuadras para acceder a un medio de transporte que los acerque a algo parecido a otro mundo: el centro de Monte Grande. Dos mundos distanciados por tan sólo 7 kilómetros.
  
     Tanto para Prieto como para la vicedirectora, Nancy Viberty y para la secretaria Elvira Ovejero, la escuela se ha trasformado con los años “en una referencia de participación e inclusión”. “La gente acude a la escuela como único referente. Las madres te preguntan a dónde ir cuando las golpean, te preguntan a dónde ir para empezar a tramitar los documentos, a dónde acudir para conseguir una chapa para ponerle al techo. Todo es la escuela”, afirma la directora.
   
     A la par de las directivas y docentes, día a día bregan por mejorar la situación actual del barrio un conjunto de madres que conforman la cooperadora de la escuela. Para Marta Domínguez, madre de cuatro hijos que acuden a la escuela, y antigua colaboradora de la institución, la participación de los padres es esencial. “Me gustaría que los padres de los chicos se acerquen más al colegio. Me gustaría que los padres vean a estos chicos como sus propios hijos”, señala Marta.
  
     En la actualidad acuden al colegio 680 chicos a la primaria y cerca de 200 a la secundaria. Todos los días alrededor de 500 personas almuerzan y meriendan en el comedor del colegio, esto incluye a niños y adultos. Según estimaciones de las autoridades del colegio más de un 70 por ciento de los padres de los alumnos se encuentran desocupados o realizando trabajos informales y temporales.
Recuperando la identidad del barrio
    Para la directora de la Escuela Nº10 “la identidad surge desde el momento en que empezamos a conocernos. La identidad del barrio es lo primero que tenemos que recuperar. Muy pocos conocen la historia de Transradio. Este barrio es el imaginario que todos tenemos como identidad, entonces tenemos que pasar de lo imaginario a lo concreto”.
   
    Como señala Prieto, pocos recuerdan el pasado de vanguardia e industrialización de Transradio. La primera compañía de radiocomunicaciones instalada en el país fue la Transradio Internacional en 1923, de ahí el nombre por el cual hoy se conoce al barrio.
  
    En 1925 se instaló, en el mismo edificio donde ya funcionaban dos trasmisores de onda larga, el primer trasmisor de onda corta en América Latina, adquirido a la Radio Corporación de América. Hacia 1939 el predio de Transradio Internacional contaba con nueve trasmisores de onda corta. Hacia el mismo año RCA Victor Argentina instala un trasmisor de 100 kilowatt de salida en 14,3 metros y 125 kilowatt en 30 metros. Esto lo trasforma en el trasmisor de mayor potencia no sólo en América del Sur sino también (como decía una publicación de la época) “en el hemisferio Occidental”.
    
   Desde la escuela se intenta recuperar parte de esta historia. “A la escuela iban los hijos de aquellos que trabajaban en Transradio Internacional. En el colegio se juntaban los obreros después de la jornada laboral y utilizaban el predio del colegio para esparcimiento, existían proyectores de 35mm que permitían que los obreros vean películas o el noticioso. La escuela tiene un edificio hermoso, tiene un estilo francés, fue construida en el ‘35. La escuela está construida dentro del predio de Transradio Internacional”, informa Prieto. Pasados los años y los gobiernos, los edificios de Transradio Internacional tuvieron otro uso. A mediados de 2004 se hallan restos humanos en las instalaciones de Transradio Internacional. Según estimaciones, esos restos pertenecerían a personas privadas de su libertad durante la última dictadura militar.
    
     La Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires presentó entonces una denuncia ante el juzgado Federal Criminal Correccional de Lomas de Zamora, a cargo del doctor Alberto Santa María, todavía en curso. Según esta denuncia, en el predio en cuestión “podrían hallarse restos óseos humanos de personas privadas de su libertad en un centro clandestino de detención que habría funcionado allí entre los años 1973 y 1983”.
    
    Según las investigaciones llevadas a cabo por organismos de derechos humanos, en el predio habría funcionado el centro clandestino denominado “La maternidad”. A este lugar se llevaba a las prisioneras de otros centros clandestinos a dar a luz a sus hijos. La proximidad de otros centros clandestinos con “La maternidad” hace creíble esta presunción.
   
    Existen fotografías de la época donde puede verse al “comisionado civil” de la última dictadura militar y tres veces intendente de Esteban Echeverría, Alberto Groppi, recorriendo el predio en compañía de funcionarios militares y policiales.
     
    La Escuela N°10 también intenta recuperar esta historia. Desde la institución se llevaron a cabo visitas de los alumnos al lugar. “Iniciamos algunas recorridas con los chicos al predio. Allí habría funcionado una maternidad en lo que fue la usina. Nos parece más que interesante recuperar esos espacios para la escuela y para la comunidad. Qué bastión importante sería transformar ese espacio siniestro en un centro cultural, un centro de formación, un espacio de recreación para comunidad”, afirma la directora.
Fuente: http://www.barriosdepie.org.ar/article.php3?id_article=4743 - Recuperando la Identidad de un barrio.
Movimiento Barrios de Pie Argentina
correos@barriosdepie.org.ar
Daniela Ahumada, Ivan Gramajo, Nicolás Provoste

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